lunes, 24 de julio de 2017
miércoles, 23 de noviembre de 2016
All that I want is you...
Hola a todos, sé que me consideran una ingrata total porque me tardé DOS AÑOS para actualizar ésta historia, pero simplemente la inspiración no llegaba, y cuando llegaba, no tenía tiempo de plasmarlo. Pero despreocúpense que esa etapa de retraso ya pasó, y ahora estoy enfocada en terminar todas y cada una de mis historias, incluida ésta que es mi bebé.
Espero que éste capítulo taaaan esperado les sea de su agrado, y de ser así que me lo digan en un comentario. ¡Muchas gracias por seguir aquí todos estos años! Esto ya casi concluye así que disfrútenlo.
CAPÍTULO 44: No todo es color rosa.
La imagen NO me pertenece, sino a su respectiva autora, la historia sí. |
Personas más felices en el mundo no
podía haber en ese mismo momento, Tom y Bill se sentían muy afortunados ante la
espera de su bebé, no podían creer que la vida les diera esa oportunidad tan
inigualable de ser papás.
No era normal que un niño tuviera dos
padres, mucho menos que éste mismo naciera de uno de ellos, eso lo sabían de
sobra, pero ellos estaban más que dispuestos a enfrentar al mundo entero de ser
necesario; además no estaban solos, tenían a su familia que los apoyaba y a sus
fieles amigos, y muy pronto lo embarazos masculinos serían bien vistos ya que
muchas parejas de homosexuales los estaban probando, trayendo a niños
perfectamente sanos al mundo sin complicaciones.
¡Que se jodiera la puta lógica!, ¡que
se jodieran todos los que estuvieran en contra de ese tipo de avances en la
medicina!, ellos iban a ser papás de un hermoso bebé y esa era su mayor
felicidades ese momento, lo único que en realidad importaba.
Un hermoso y feliz pelinegro de casi
ocho meses de embarazo ya sentía que no podía más con su espalda, sus pies
hinchados y su excesiva sensibilidad ante todo, pero no podía ser más dichoso
por tener a un hombre a su lado que lo amaba con todo su corazón y que además
lo cuidaba a sobre manera y lo consentía en todos sus antojos. Bill había
subido alrededor de diez kilos con su embarazo, ninguno de sus antiguos
pantalones le quedaba más y Tom siempre se reía tiernamente de eso.
Los meses habían pasado con demasiada
rapidez para todos, el pelinegro y su amado Tom estaban más juntos y enamorados
que nunca, simplemente el embarazo de Bill había llegado a reforzar aún más ese
amor que por años había vivido y sobrevivido dentro de ellos. Lo mismo se podía decir de George y Andreas,
los cuales habían empezado una relación meses atrás que poco a poco se había
vuelto formal, ambos estaban locos el uno por el otro y Bill no podía estar más
feliz por su amigo ya que George era su tal para cual, la parte que
complementaba a su alocado y rubio amigo Andreas. Ahora eran una gran familia
entre ellos cuatro y se protegían como tal, de igual manera lo harían con el
nuevo bebito que estaba a pocas semanas de nacer.
En ese mismo momento se encontraban
en el centro comercial, Bill y Tom andaban comprando ropita para su bebé y
artículos para decorar su habitación. Tendrían una niña, cuando el ginecólogo
les había dicho eso en una consulta a la que habían ido Tom no pudo contenerse
y evitar llorar de la emoción, a lo que el pelinegro le siguió, en parte porque
por cualquier cosa lloraba y en segunda porque ver a Tom así de emocionado por
ese ser que era tan suyo lo hacía ponerse más sentimental aún.
Antes de que el ginecólogo les dijera
que era niña, Bill podía jurar que sería niño, ya hasta lo había llamado
Dorian, pero el destino, Dios o lo que fuera les iba a enviar a una niña e
igual estaba emocionado, aunque suponía que sería mucho más difícil cuidar de
una “ella”, ya que ambos eran hombres y habían muchas cosas que no sabían, como
por ejemplo ¿qué harían cuando le viniera su periodo? Ellos no sabían mucho del
tema y los aterraba; ¿qué harían cuando un canalla le rompiera el corazón?
Seguro que Tom y George le irían a romper la cara al bastardo. Tenían muchas
dudas y miedos, pero poco a poco lo iban enfrentando día con día.
—¿Qué te
parece este vestidito para ella? Yo pienso que se verá mu mona —dijo Tom con
una enorme sonrisa en el rostro mientras levantaba el vestidito para que Bill
lo viera.
—¿Es en
serio Thomas? —Bill lo miró con reprobación pero divertido. —No le pondré eso a
mi hija, se verá muy anticuada, ella siempre estará a la moda.
—Y por
esa misma razón los “tipitos” andarán alrededor de ella cuando crezca, pero te
juro que se los voy a espantar. —declaró Tom con un poco de enojo en su voz.
—Aún no
nace y ya le quieres espantar los novios —Bill comenzó a reír.
—Sí, y
su tío George me ayudará.
—Pobre
niña, primero déjala nacer, que crezca y ya luego te encargas de eso… —le dijo
mientras seguía viendo ropita para la bebé. —Además, ¿qué tal que lo que le
gustan sean las niñas y no los niños? A ellas no se las podrás espantar —dijo
riendo.
—No,
pero al menos las niñas son más sensibles y habrá menos posibilidades de que le
rompan el corazón. —Tom dejó el vestidito “anticuado” sobre el tubo de ropa en
el que lo había encontrado y siguió viendo más ropa. —¿Este si te gusta? Porque
a mí me encanta, aunque a ti no te guste yo se lo compro y se lo pongo.
—Wow,
está muy bonito Tom. — el trenzado le mostraba un bonito vestido de terciopelo
en color blanco con un gran moño en la parte de atrás y un listón que iba en la
cintura en la parte de enfrente, un sueño de vestido. —¿Para cuántos meses es?
—¿Cómo
es eso? ¿qué no le queda todo? —preguntó consternado.
—¡No
Tom! Para los bebés también hay tallas y son de acuerdo a la edad del bebé. —Bill
lo miraba como quién no cree la cosa, pero a la vez se le hacía tierno que Tom
no supiera ese simple detalle, esa era una simple muestra de lo inexpertos que
eran ambos en el tema, pero aún más Tom, y éste se esforzaba demasiado por su
niña.
—Pues
dice que es para doce meses… —dijo mientras leía la etiqueta que traía el
vestidito. —Espera, ¿eso significa que le quedará hasta que cumpla un año de
edad? —Bill asintió muy sonriente. —¡Qué mieeeeeerda! No quiero esperar un año
entero para vérselo puesto, seguro nacerá grandota como sus papás y no será
tanto tiempo de espera. —exclamó orgullloso. Bill se acercó lentamente a donde
su pareja estaba y lo besó dulcemente en los labios.
—Me
encantas, ¿sabías? —Tom asintió. —Amo la manera en que hablas de nuestra
bebesita, seguro serás el mejor papi del mundo y cuidarás a tu pequeña
princesa. —y lo volvió a besar.
—¿Cómo
no amarla si es producto de nuestro amor, de toda la pasión que siento por ti? —comentó
el trenzado contra los labios del pelinegro, acercándose más hasta darle otro
dulce beso de nuevo.
Estaban
ensimismados en su mundo cuando de repente escucharon a un pareja heterosexual
de aproximadamente unos cuarenta y tantos hablar.
—¡QUÉ
ASCO DE GENTE EXHIBICIONISTA! ¡Eso que traes adentro no es normal, Dios hizo a
la mujer y al hombre, y a la mujer para tener hijos! ¡Qué repulsiva esa cosa
que traes dentro! —gritó la señora, Tom y Bill voltearon de inmediato a verla.
—¡¿CÓMO
CARAJO FUE QUE LE LLAMASTE A MI HIJA, ESTÚPIDA?! —gritó Bill de vuelta, acción
que no esperaba el pelinegro ya que por lo regular el Bill que había conocido
en Alemania se habría echado a llorar por esa fuerte ofensa. Estar embarazado
definitivamente le hacía sacar un Bill que no conocía.
—¡ES UNA
COSA REPULSIVA ESA COSA QUE TRAES DENTRO! —debido a los gritos la seguridad del
centro comercial se abrió paso hacia donde estaba toda la acción. Muchas
personas que se encontraban en la tienda miraban atentos la escena, algunos a
favor de la señora y otros, la gran mayoría, totalmente en contra.
—¿Qué
pasa aquí? —preguntó un guardia de seguridad del lugar.
—¡TE VOY
A ROMPER LA CARA! —gritó Bill tratando de abalanzarse en contra de la señora,
pero Tom lo detuvo fuertemente en el intento de la cintura, no quería que Bill
saliera lastimado o le pasara algo al bebé, tenía que sacarlo de ahí lo antes
posible. —¡SUELTAME TOM, YO LA AHORCO!
—Oficial,
esta señora vino a insultarnos sin motivo alguno, ninguno le ha hecho nada. —habló
por fin el trenzado. —Nosotros estábamos aquí tranquilos viendo la ropa y llegó
ella a gritar cosas ofensivas en contra nuestra y nuestro bebé.
—¿Eso es
cierto? —preguntó el guardia de seguridad a la señora.
—¿Acaso
no ve oficial? Son unos anormales, y no está bien que se estén besando en un
lugar tan público, hay niños en todos lados y ven sus depravaciones. —dijo
seriamente la mujer, su pareja no hablaba, parecía muy apenado por lo sucedido.
—Ya
vámonos de aquí, no sé por qué haces estas cosas —habló el acompañante de la
señora.
—¿Me
estás contradiciendo? —preguntó indignada a su pareja.
—Más le
vale que le haga caso a su esposo, señora. Estos chicos no están haciendo nada
malo y la que podría tener consecuencias por este comportamiento es usted, así
que la invito cortésmente a que pase a retirarse. —dijo el oficial seria y
educadamente.
—¡Sí,
más vale que se vaya o no se las acabará conmigo! —exclamó Bill mirándola con
odio, se la quería tragar ahí mismo, no podía creer que en pleno siglo XXI
siguiera habiendo personas tan intolerantes y cerradas, ¿a qué clase de mundo
llegaría su hija?
—Ya
amor, tranquilo… —trató de calmarlo el trenzado.
—Es
mejor que se lo lleve de aquí a que se relaje —le dijo a Thomas a lo que éste
asintió. —Y usted deberá dejarlos en paz e irse de aquí a menos que quiera
enfrentar cargos por alterar el orden público del lugar. A regañadientes y muy
molesta la señora se fue del lugar, no sin antes que su acompañante le pidiera
disculpas a Bill y Tom cuando había pasado a su lado.
—Gracias
oficial —agradeció Bill una vez que la señora se había ido.
—Por
nada, era mi deber. —le dijo sonriente y se marchó del lugar.
Bill se
volteó a ver a Tom, ahora que todo había pasado le había entrado el
sentimiento, el miedo a que su hija fuera víctima de abusos por parte de otras
personas por tener dos padres, y peor aún, por nacer de uno de estos.
—¿Qué
pasará con ella cuando tenga que toparse con gente así de mala e intolerante? —le
preguntó preocupado con lágrimas en los ojos.
—Tranquilo
Billy, las personas actúan así porque tienen miedo a lo desconocido. —trató de
explicarle.
—Pero le
podrían hacer daño con esas palabras tan horribles que dicen.
—Puede
ser, pero ella no solo será bella, la educaremos de la mejor manera posible
para que sea fuerte y que sea sumamente inteligente para darse cuenta que a
comentarios así de estúpidos son a los que no debe de hacerle caso. —dijo
mientras traía a Bill hacia sí y lo abrazaba por la cintura, el pelinegro
recargó la cabeza en su pecho.
—¿Crees
que lo logremos? —preguntó consternado.
—¿En
serio lo dudas? ¡Por dios, somos los mejores padres del mundo, obvio lo
lograremos! —comentó divertido sacando su lado egocéntrico. Quizá no era el
momento, pero Bill comenzó a reír ante ese comentario.
—¡Tooooommmto
Tomy! —dijo contra sus labios y lo besó. Se separaron y Tom habló.
—Ahora
vamos a pagar toda esta ropita para la hermosa princesa que llevas dentro, ¿te
parece? —preguntó y el pelinegro asintió.
—La cuál
es muchísima —dijo Bill divertido mientras le mostraba los pequeños vestiditos,
playeritas, falditas, mamelucos, gorritos, zapatitos, chamarritas y baberos que
llevaban.
—Será la
niña más consentida del planeta, eso te lo aseguro. —le dijo mientras le
guiñaba un ojo. Definitivamente tener un bebé en esas situaciones no era lo más
fácil del mundo, pero eran felices a pesar de los contras, sabían que no todo
podía ser tan perfecto pero al menos para ellos que se amaban lo era, y cuando
llegara su bebé la felicidad iba a ser completa para ellos.
*-*-*-*-*-*-*
—¿Que la
estúpida esa te dijo quéeeee? —gritó Andreas furioso.
—Sí,
dijo que Tom y yo éramos prácticamente lo peor que había pisado el mundo y que
nuestro bebé sería un anormal. —contestó el pelinegro avivando el enojo del
rubio.
—¡Cómo
no estuve ahí! Me iba sobre ella y la abofeteaba para que aprendiera a
respetar, ¡cara le iba a hacer falta a la estúpida! —George lo miraba divertido
desde el mueble en el que estaba sentado.
—No te
preocupes Andy, que Bill casi casi hace eso —comentó y Bill lo miró satisfecho.
—Era lo
mínimo que se merecía, lástima que me detuviste, si no te juro que le hubiera
roto la boca por hablar sin conectar la lengua a su diminuto cerebro. —comentó
orgulloso y divertido.
—Fue lo
mejor Bill, no hacerle caso a ese tipo de gente. —dijo George, al parecer eso
de la prudencia se les daba bien a él y a Tom.
—Mejor
sigue mostrándonos la ropita, el próximo fin de semana iremos George y yo a
comprarle más cositas. —dijo emocionado mientras sacaba los vestiditos de las bolsas.
—¿Más
ropa? —comentó Tom sorprendido, y es que de verdad que la bebé ya tenía
demasiada ropa que entre Bill y él le habían comprado desde que supieron el
sexo de su bebé, más ropa era casi un pecado. —¡Ni siquiera tendrá tiempo de
usarla toda porque crecerá más rápido! — exclamó riendo.
—Mira
Tom, te sientas y te callas que tú no me vas a venir a decirle que comprarle a
mi sobrinita, ¿entendiste? —todos comenzaron a reír ante este comentario, eran
una pequeña familia, pero era la familia que tendría la hermosa hija de Bill y
Tom, quizá no era la más normal de mundo, pero sabían que no le faltaría nada a
ese ser pequeñito que venía en camino, entre todos la cuidarían y la
protegerían de quien fuera porque eso es lo que hacen las familias, se protegen
de quien sea sin importar nada. Eran la familia más loca del mundo, ¿pero quién
decidía lo que era normal o no?
Gracias por llegar hasta aquí, ¿qué les pareció el capi? muy pronto tendrán más, no se preocupen que ya NO tardaré dos años en actualizar, lo prometo. Si se quieren enterar de las actualizaciones a éste blog siganme en mi Instagram, estoy como ISISPINEDACAST, ahí siempre publico cada que actualizo. Muchas gracias por leerme, saludos.
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martes, 15 de noviembre de 2016
¡ISISWONKAVONKAULITZ ESTÁ DE REGRESO!
¡Hola a tod@s!
Me da muchísimo gusto estar por estos lugares que solía amar de nuevo, sé que no tengo justificación alguna al haber dejado durante dos años de escribir, pero en esos dos años pasé por muchísimas cosas, unas muy felices, otras no lo fueron tanto, pero de las experiencias se aprende y aquí estoy de nuevo para seguir escribiendo mis historias, tanto las que tengo de hace años, las cuales amo; así como historias nuevas que se me ocurran en el momento.
Sé que el fandom ya no es lo mismo que antes, que quizá escasean ya las lectoras y no las culpo, creo que en general muchas escritoras dejamos de lado por un tiempo nuestras historias y eso fue lo que inevitablemente tenía que pasar. Crecimos, maduramos, pero al menos aquí yo estoy de nuevo fiel a mi fandom, el cual amo y amo escribir sobre él.
Como anteriormente les dije seguiré todas mis historias, incluída la quería "ALL THAT I WANT IS YOU", estaré subiendo los capítulos a thficcion y también aquí en mi blog personal.
Tanto mis viejas lectoras son bienvenidas así como las nuevas.
Las quiero mucho y gracias por seguirme todo éste tiempo.
miércoles, 21 de mayo de 2014
All that I want is you...
CAPÍTULO 43: PROPUESTA.
Jared estaba muy entusiasmado y más feliz de lo habitual. Simplemente no
podía comprender como había llegado a esa situación, pero toda esa felicidad
era solo por causa de un chico de cabello castaño llamado Robert, su novio; y
si las cosas salían bien esa noche, su futuro esposo.
Se había arreglado más cualquier día común, porque esa era la gran noche
y Robert no sabía absolutamente nada. Esperaba y todo su plan resultara como lo
había planeado.
Sabía que era muy rápido para pedirle matrimonio al castaño, pero
también sabía que quería pasar el resto de su vida con él, cada minuto del
tiempo de ser posible; lo había entendido cuando lo había visto partir en ese
avión con rumbo desconocido hace casi tres meses atrás.
Se encontraba manejando en su auto rumbo a la casa de su novio, no podía
esperar para verlo. Cuando llegó aparcó el auto frente a la casa de éste, bajó
y tocó a la puerta. Inmediatamente salió Robert a toparlo y se dieron un casto
beso en los labios.
—¡Qué
hermoso novio tengo! —dijo Jared contemplándolo.
—Muchas gracias —contestó éste con un
leve rubor en sus blancas mejillas. —Tú igual te ves muy guapo.
—Quizá, pero no más que tú. —Robert
sonrió, Jared era un verdadero encanto cuando se lo proponía.
El castaño no sabía el motivo de la cena,
pero tampoco quiso preguntar, suponía que solo era por el hecho de que estaban
juntos y que las cosas iban muy bien entre ellos.
Jared le había contado que un par de
semanas atrás había hablado con Bill sobre todo lo que había pasado entre
ellos, Tom también había estado ahí y las cosas habían quedado bien entre
ellos. Le explicó que Bill estaba contento de que estuviera con él y que
esperaba que no le guardara rencor, porque él no lo hacía. Todo era mucho mejor
ahora que podía amar a Jared libremente sin esa constante vergüenza de sentirse
“el otro”, el que sobraba en la relación.
Llegaron al restaurante en el que el
ojiazul había hecho las reservaciones y bajaron del auto. Inmediatamente los
llevaron a la mesa que habían reservado para ellos, la cual se encontraba lejos
de las demás mesas en un hermoso jardín donde brotaba agua de la fuente. Estaba
iluminado por cientos de luces amarillas, era el lugar ideal para una propuesta
de ese tamaño.
—Este lugar es hermoso. —comentó
Robert, se veía muy emocionado y feliz.
—Lo es, al igual que tú. —Jared le dio un beso rápido y lo ayudó a sentarse.
Jared se encontraba muy nervioso
aunque no lo aparentara, ¿qué tal si Robert le decía que no?, seguro que se
sentiría fatal, pero bueno, seguiría junto a él a pesar de todo y no se daría
por vencido nunca hasta obtener una respuesta afirmativa.
Los minutos transcurrieron y con ello
el momento se iba acercando, ya todos sabían lo que tenían que hacer.
Una vez que terminaron la cena y
habían procedido a degustar el postre, un hermoso perrito de pelos rubios, muy
pachón y tierno se había adentrado en el lugar, llevaba un elegante moño blanco
de seda amarrado al cuello, caminaba con mucha picardía. Pasó a un lado de
ellos y luego se dirigió hacia la fuente que había en el lugar, simplemente era
la cosa más tierna que se podía ver.
A Robert le parecía muy extraño que en
un lugar tan elegante como aquel dejaran entrar a un animal, ya que en la
mayoría de los lugares así no estaba permitido por cuestiones de higiene.
—¿Viste eso? —preguntó Robert con una
gran sonrisa en el rostro. Amaba a todos los animales, pero simplemente los
perros eran su debilidad y el ojiazul lo sabía a la perfección. —¡Es tan
hermoso! No entiendo cómo lo dejaron entrar aquí.
—Si quieres ve a verlo. —dijo Jared
sonriente.
—Eso haré, está divino. —Robert
inmediatamente se levantó de su lugar y se dirigió hacia el animal, el cual se
encontraba bebiendo agua de la fuente. Jared lo siguió de cerca, todo estaba
resultando perfecto hasta el momento.
—¡Hola, preciosura! —le dijo el
castaño al perrito, lo levantó con sus manos y se dio cuenta de algo. —¿Qué más
tienes aquí, bonito? —El perrito no solo traía el moño amarrado al cuello, sino
que de este también colgaba una ligera bolsita de terciopelo. Robert miró inmediatamente
a su novio muy consternado.
—¿Qué pasa? —preguntó el ojiazul con
una gran sonrisa en el rostro.
—¿Por qué trae esto amarrado? —preguntó
algo confuso, no podía creer que eso en verdad era lo que estaba pensando.
—No lo sé, ábrelo y lo averiguarás.
—la música que sonaba en el lugar era perfecta para la ocasión, todo parecía
sacado de un cuento de hadas.
—¿Y si no es para mí?
—Algo me dice que lo es. —contestó
Jared acercándose a él y dándole un tierno beso en la frente. El perrito, que
aún seguía entre los brazos de Robert dio un ladrido y ambos comenzaron a reír.
—Bueno, ¿qué esperas? Ábrelo.
Robert procedió a quitar la bolsita
del cuello del cuello del animal y le tendió el perrito a Jared para que lo
sostuviera en lo que él veía el contenido de dicha bolsita.
La desamarró y dentro de ella venía
una caja de color negro. El corazón de Robert se detuvo, al parecer, si era lo
que él creía. Su corazón estaba a mil, lo sentía latir tan apresuradamente que
sentía que se le saldría del cuerpo y que su alma lo haría también.
Jared lo miraba fijamente a los ojos y
esa sonrisa tan hermosa no podía significar otra cosa más que lo que él se
estaba imaginando que contenía esa caja. La abrió cuidadosamente, sentía el
corazón en la boca. Un anillo, sí, un hermoso anillo de oro era lo que sus ojos
veían, era la razón por la cual su corazón se sentía estallar de la alegría y
por lo cual le brotaban lágrimas de felicidad de los ojos.
Jared se acercó aún más a él con todo
y perrito en mano.
—Sé que he cometido muchos errores a
lo largo de mi vida, errores de los que me arrepiento sinceramente, pero de lo
único que nunca me he arrepentido y nunca lo haré es de encontrarte y dejar que
entraras a mi vida, —Robert se llevó una mano a la boca, se estaba conteniendo para
no gritar de la emoción en ese mismo instante— y quiero que permanezcas en ella
el resto de ella, quiero que estés conmigo porque te amo y porque no puedo
imaginarme un mundo en el que tú no estés a mi lado, amándome y diciéndome lo
idiota que soy a veces. —tomó el anillo
de adentro de la caja con la única mano que tenía disponible, bajó al perrito
al piso y se arrodilló sobre una pierna, cual príncipe de cuento de hadas.
—¡Oh por Dios! —exclamó el castaño, no
podía con la emoción y todo lo que estaba sintiendo al encontrarse en tan
hermosa situación.
—¿Te casarías conmigo? —Jared estaba
resplandeciente y muriendo de los nervios por dentro. No pasó nada de tiempo
para que obtuviera una respuesta.
—¡SÍ! ¡SÍ! ¡CLARO QUE SÍ ACEPTO! —Jared
se levantó inmediatamente y abrazó fuertemente a su novio, levantándolo un poco
del suelo mientras lo hacía. —¡ACEPTO, ACEPTO!
Jared se separó de su ahora prometido
y éste le tendió la mano para que pusiera el anillo donde debía de ir.
—Prometo hacerte el hombre más feliz
del mundo. —susurró contra sus labios y después de esto lo besó inmediatamente,
un beso en el que reflejaron el amor tan grande que sentían el uno por el otro.
De repente Robert sintió que algo le
caminaba por los pies, era la hermosa bolita de pelos que había llevado el
anillo.
—Oh, y él es tuyo. —le dijo el
ojiazul.
—¿En serio? —preguntó aún más
emocionado el castaño. Se inclinó un poco y recogió al perrito del suelo.
—Sí, y él tiene que estar el día de
nuestra boda como lo estuvo en este momento. —Jared acarició la cabecita del
nuevo miembro de la familia y este le lamió la mano.
—Por supuesto que lo hará. —afirmó el
castaño con una gran sonrisa en el rostro. Esa era su familia, no podía
sentirse la persona más dichosa sobre la tierra en ese momento, y todo era
gracias al sonriente y guapo Jared, que había entrado en su vida como un
remolino. Bendito el destino y sus planes retorcidos.
***
La sonrisa que iluminaba sus rostros
era solo por una cosa, la cosa más genial de todas: SERÍAN PAPÁS.
Bill y Tom se habían comido a besos
una vez que habían salido del consultorio del médico, se sentían las personas
más dichosas sobre la faz de la tierra.
—Tenemos que ir a vivirnos juntos,
quiero estar contigo y con mi hijo todo el tiempo. —Tom venía abrazando al futuro
padre de su hijo.
—Claro que nos tenemos que ir a vivir
juntos, tenemos que rentar un departamento para nosotros, aunque voy a extrañar
a Andy y me va a odiar por separarlo de su sobrino.
—Puede visitarte cuando quiera,
además, no falta mucho para que él también se vaya a vivir con George, su
relación va muy bien por lo que he visto. —Bill asintió.
—¿Crees que George le haya dicho algo
después de que le marqué para decirle que no íbamos a ir a trabajar hoy? —cuestionó.
—¿De verdad lo dudas? —preguntó
sonriente. —George es una vieja chismosa, y Andy… bueno, Andy es Andy, no me
sorprendería que ahorita que lleguemos a tu departamento esté brincando de
felicidad. —Bill comenzó a reír.
—Tienes toda la razón. —llegaron al
departamento de Bill y ambos entraron.
—¡FELICIDADES! —gritó Andreas
inmediatamente después de que entró el pelinegro y el trenzado por la puerta.
Abrazó al pelinegro muy contento y este le devolvió el abrazo de igual forma.
El departamento estaba lleno de globos de felicitación y uno que otro de
cigüeñas. Su amigo era un demente. —¡No puedo creer que no me hayas hablado
para avisarme, Bill Kaulitz! —dijo haciéndose el indignado.
—Te dije que esta vieja argüendera le
diría todo. —comentó Tom muy divertido refiriéndose a su primo, el cual se
encontraba ahí sentado.
—¡Cállate y ven acá, futuro papá! —George
lo abrazó y felicitó al igual que a Bill.
—Muchas gracias por todo esto, Andy,
sabía que cuando esto pasara harías algo así, pero nunca me imaginé que en
estas dimensiones. —todos comenzaron a reír.
Si de algo Bill y todos los presentes
estaban seguros era de que a ese niño no le faltaría nada en el mundo, mucho
menos amor por parte de todas las personas que se encontraban ahí.
***
Decirles a los papás de ambos había
sido lo más difícil de todo. Días después de enterarse de la gran noticia que
acontecía, Bill y Tom habían decidido avisarles a sus padres.
Con la mamá de Tom lo habían hecho por
teléfono, ya que esta se encontraba en Alemania. Ella siempre había estado al
tanto de que la relación de Tom con Bill se había retomado, y ahora estaba más
que contenta al saber que le darían un hermoso nieto.
Con la mamá de Bill fue más de lo
mismo, estaba muy feliz por la noticia. El padre de Bill no sabía cómo tomarlo
al principio, y es que ¿cómo era posible que un chico pudiera tener un bebé?
Era lo más loco del mundo, seguro que muchas personas con mentes cerradas los
discriminarían y señalarían con el dedo por eso, pero también sabía que Bill
era fuerte y que Tom estaría para apoyarlo. Su relación con Tom había mejorado,
ya no lo odiaba como años atrás cuando había engañado a Bill cuando eran unos
adolescentes. El padre de Bill podía ver cómo el trenzado había cambiado para
bien, por eso le alegraba que su hijo y él estuvieran juntos aunque nunca lo
admitiera.
Ahora solo que daba esperar al bebé,
la nueva luz que llegaría a alumbrar sus días.
Perdón en verdad por la tardaza, pero tuve problemas técnicos con el blog. e_e
Para las que tienen ask.fm y me quieran preguntar algo, lo que sea cuando estén aburridas, aquí les dejo el mio :http://ask.fm/MacPineda
Perdón en verdad por la tardaza, pero tuve problemas técnicos con el blog. e_e
Para las que tienen ask.fm y me quieran preguntar algo, lo que sea cuando estén aburridas, aquí les dejo el mio :http://ask.fm/MacPineda
Nos leemos luego. Besos.
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domingo, 11 de mayo de 2014
All that I want is you...
¡Hola!, aquí un nuevo capítulo de la historia. Gracias por la paciencia y por su apoyo.
CAPÍTULO 42: CONCLUSIONES.
Últimamente el trenzado no se
sentía para nada bien. Eran apenas las ocho de la mañana y sentía que iba a
vomitar el pan tostado que se había comido antes de subir al auto para ir en
busca de Bill, era muy extraño, por lo regular no era de estómago sensible, así
que la comida nunca le hacía daño ni nada por el estilo.
Entraba a trabajar temprano, pero
antes de hacerlo pasaba a recoger a Bill a su departamento como cada mañana ya
que trabajaban en la misma empresa. Llevaban casi tres meses juntos y las cosas
iban viento en popa entre ellos, tanto que hasta muy pronto se mudarían a vivir
a un departamento ellos solos, ansiaban estar juntos a cada momento.
Llegó al departamento de Bill y
se estacionó frente a su puerta, ni siquiera tuvo que sonar el claxon ya que el
pelinegro que tanto amaba salió de inmediato. Bajó la ventanilla polarizada de
su auto y Bill le dirigió una tierna sonrisa, simplemente se desarmaba cada que
su novio hacía gestos tan simples como ese, pero que le robaban el aliento.
Subió al auto y de inmediato lo
besó. El beso era lento y acompasado, ambos sabían que ninguno de los dos iría
a ningún lado al que no fuera el otro.
—Llegaremos tarde, Tom…—trató de
hablar el pelinegro mientras seguía pegado a los labios de Thomas.
—George es mi jefe, ¿lo olvidas? Que
le den por culo al cabrón— una vez dicho esto, siguió besándolo.
—Já, Andy estará feliz de darle por
culo, créeme. —ambos comenzaron a reír.
—Está bien, vámonos, solo te quería
saludar como es debido. —Tom le guiñó el ojo derecho y esbozó esa sonrisa
traviesa que a Bill le ponía los pelos de punta. Cuando hacía eso se parecía
mucho al Tom que conocía cuatro años atrás, pero mejorado. Estar con él era
simplemente mágico, todo con él valía la pena.
El trenzado arrancó el auto y emprendieron
camino hacia las empresas que eran propiedad de la tía política de Tom, la mamá
de George. Bill a estas alturas del partido se había dado cuenta de que el
destino siempre lo llevaba hacía Tom, no importaba qué decisión tomara,
acababan juntos; y lo comprobó cuando se enteró del parentesco que tenía George
con Thomas, la misma empresa que lo había contratado en E.U.A. era de la
familia de Tom, aunque él no lo sabía, si no él no habría aceptado el trabajo.
Qué suerte que no lo había sabido en
ese entonces, de otro modo, quizá no estaría con él viviendo esa hermosa
experiencia que era tenerse el uno al otro, sabiendo que el amor que se
profesaban era recíproco.
—Tom—habló el pelinegro mientras iban
en el auto, el aludido lo volteó a ver.
—¿Qué pasa, nene? —le echó un vistazo
rápido para que Bill supiera que tenía su atención.
—Tengo hambre. —el trenzado lo miró
confundido.
—¿Acaso no desayunaste?
—Sí, me comí prácticamente mi desayuno
y el de Andy, pero al parecer sigo con hambre —terminó de decir y de inmediato
el sonido de sus tripas gruñendo lo secundaron, ambos comenzaron a reír.
—¿Quieres que me detenga a comprarte
algo? —preguntó sonriente.
—Pues ya que estás de ofrecido, tengo
ganas de unos nachos con súper extra queso. —dijo Bill entusiasmado.
—Está bien, en la siguiente tienda
paramos y te compro eso. —su novio asintió. A Tom se le hacía muy raro que Bill
quisiera unos nachos con súper extra queso a esas horas de la mañana, aún más
después de haber desayunado tanto y dejar al pobre e indefenso de Andreas
descompensándose de hambre en su departamento, simplemente no era normal en
Bill, él nunca tenía tanta hambre.
Llegaron a al 7/eleven y Tom estacionó
el auto.
—¿Alguna otra cosa? —dijo antes de
salir.
—Sí, también una malteada de
chocolate, por favor. —si ya se le habían ido las náuseas, ahora habían
regresado de nuevo y con más ganas, solo a Bill se le podía ocurrir comer
nachos con malteada de chocolate. A pesar del malestar estomacal que sintió, no
dijo nada y bajó por las cosas.
Regresó al auto una vez que había
comprado lo que quería su novio, Bill lo esperaba ansioso, en verdad parecía
que se podía comer un caballo en esos momentos.
—¡Yeei! —aplaudió una vez que Tom se
los tendió para que los tomara. Bill se dispuso a comerlos de inmediato y
sucedió lo que Tom tanto estaba conteniendo. Le vinieron arcadas de repente y
tuvo que bajar corriendo de su auto e ir a vomitar donde Bill no lo viera, ya
que él también era muy asqueroso en ese aspecto. Bill bajó de inmediato del
auto en busca de su trenzado.
—Tom, ¿estás bien? —preguntó muy
preocupado, éste le hizo un gesto con la mano para que se alejara ya que
continuaba vomitando. —¡Dios!, ¿qué hago?... —decía Bill muy nervioso— ya sé,
iré a traerte agua, o tardo.
Salió corriendo y entró de nuevo al
7/eleven en busca de agua, regresó de inmediato, pero Tom ya había dejado de
vomitar.
—¿Cómo estás?, ¿te sientes bien? ¿te
llevo con un doctor? —Tom sonrió levemente, era en parte tierno ver a Bill así
de preocupado por él, hasta de su hambre se había olvidado.
—No te preocupes, estoy bien, seguro
es algo que comí y me hizo daño. —le dijo para tranquilizarlo. Bill asintió.
—Está bien, pero en serio creo que
debemos ir a ver un médico. —Bill le tendió el agua y Tom comenzó a enjuagarse
la boca con esta.
—Yo pienso lo mismo, te he estado
observando, Billy, y no se me hace normal que de un tiempo para acá estés
comiendo tanto. —el pelinegro se le quedó viendo.
—¿Acaso me estás diciendo gordo,
Trümper? —preguntó ofendido. Tom lo miró con los ojos entrecerrados aguantando
la carcajada que quería salir de su boca.
—No, yo no…—empezó a decir entre
risitas y Bill lo interrumpió.
—Sí, ahora búrlate —dio media vuelta y
se encaminó de nuevo al auto, Tom lo siguió como es lógico —y yo, preocupándome
por ti y tu salud, y tú me sales diciéndome que estoy engordando.
La situación era demasiado cómica, ver
a Bill ofendido por algo tan simple no se veía todos los días.
—Yo nunca dije que estuvieras gordo—
el trenzado lo alcanzó antes de que subiera al auto y lo abrazó, Bill se
resistía y a Tom le daba más risa —solo dije que estás comiendo mucho más que
antes, eso no es normal en ti.
Bill comenzó a despotricar de nuevo,
pero Tom ya no lo escuchó, su cerebro o lo que tuviera ahí arriba, comenzó a
sacar posibles conclusiones.
Número uno: Bill estaba ingiriendo
toda la comida que podrían comer dos personas fácilmente desde hace unos días a
la fecha.
Número dos: él no era de estómago
sensible y minutos antes había devuelto el pan tostado que había tomado por
desayuno, solo por cumplir el antojo de Bill. Ver cómo comía tan ansiosamente
esos nachos le había revuelto aún más el estómago.
Número tres: últimamente estaba un
poco sensible, y, a pesar de que las cosas iban muy bien entre ellos; de
repente a Bill le entraban sentimentalismos con cualquier cosa que él dijera,
como en ese momento, tal cual las embarazadas.
¡ESPEREN! SÍ, ¡ANTONJOS! ¡EMBARAZADAS!
Tom se llevó la mano a la cabeza de
repente y una gran sonrisa iluminó su rostro.
—¿Ves? ¡ni siquiera me estás
escuchando lo que te digo y todavía te ríes, pedazo de idi…!—Tom lo calló de
pronto con un beso, Bill se alejó un poco de él pero de inmediato Tom unió sus
labios con los de él.
—Ni creas que con un beso lo arreglas.
—comentó dispuesto a subirse de nuevo al auto, pero Tom lo tomó de los hombros
impidiendo que avanzara. La sonrisa no se había quitado ni un instante de su
rostro.
—¡El que no quiere ver eres tú! —Bill
se le quedó viendo confuso. —Piensa, tú no eres de comer tanto y solo de la
noche a la mañana te podrías comer una vaca, yo vomito de repente solo por
verte comer nachos y ahora tú estás más sensible que Paris Hilton en sus días. —Bill
se llevó las manos a la boca, ¿acaso Tom le estaba sugiriendo lo que él estaba
pensando? —además de que tú puedes embarazarte y bueno, nosotros nunca usamos
protección… ya sabes —Tom lo miró divertido.
—¡DIOS! —comenzó a gritar eufórico
Bill mientras daba pequeños saltitos de emoción. —¡ESTOY EMBARAZADO! ¡VAMOS A
SER PAPÁS! ¡OH, DIOS!—se lanzó a los brazos de Tom y se besaron con más amor
que nunca. La vida les sonreía después de tanto que habían sufrido, ahora
verían su amor consolidado en una pequeña criaturita indefensa a la que ya
sentían que amaban incluso antes de nacer.
—¡Te amo, Bill! Me haces el hombre más
feliz de la tierra. —los ojos de Tom se llenaron de lágrimas y eso era
sumamente especial ya que el trenzado casi nunca lloraba. Bill no pudo evitarlo
y también resbalaron lágrimas de felicidad mientras sonreía.
—Seremos la familia más feliz de la
tierra, amor. —se volvieron a besar, así se debía de sentir estar en el
paraíso.
—Márcale a George, dile que hoy no
iremos a trabajar, que primero tenemos que ver si será tío o no. —una vez dicho
esto ambos subieron al automóvil y emprendieron camino hacia el consultorio del
doctor que le había hecho el procedimiento para que se pudiera embarazar a
Bill.
Estaban casi seguros de que el pelinegro estaba embarazado, pero ahora
querían que se los confirmaran para que su felicidad fuera completa. En el
transcurso hacia el consultorio, Bill le marcó a George y le contó sus
sospechas de embarazo, lo cual puso al novio de Andy muy feliz, no se quería ni
imaginar cómo estaría de contento el rubio.
Una nueva etapa estaba frente a ellos,
y esta vez nada los separaría, porque esta vez era para siempre.
***
—¡¿QUÉ?! ¿ES EN SERIO? ¡No juegues con
eso, Geo! —dijo muy emocionado el rubio del otro lado de la línea. No habían ni
pasado cinco minutos desde que Bill le había marcado a George y este de inmediato le había marcado a su
novio para decirle las buenas nuevas.
—De verdad, Bill me acaba de hablar,
va de camino al consultorio de su médico para que les confirme si lo está o no,
aunque ellos presienten que sí.
—Oh por dios, tengo que comprar globos
de felicitación para recibir a Bill, quizá una cena, ¡qué sé yo! —Andy
hablaba muy rápido, saber que su mejor amigo tendría un hijo era la mejor
noticia que había recibido en mucho tiempo, ahora la felicidad de Bill estaría
completa.
—Amor, sé que te da mucho gusto y eso,
pero quizá deberíamos de esperar a que se lo confirmen a Bill, y de ser así,
creo que primero deberían de festejar ellos dos solos, como la pareja que son. —George
siempre aconsejaba al alocado de su novio.
—Sí, tienes razón… pero de igual manera
vamos a festejar mañana juntos —George sonrió, con su novio no se podía,
simplemente seguía sus emociones y eso le encantaba.
—Bueno, entonces nos vemos en la noche
y planeamos como celebraremos —Andreas asintió, lo que era inútil ya que se
encontraban hablando por celular —aunque te advierto, nada de alcohol, Bill no
podrá.
—Lo sé, no estoy tan loquito, novio
perfecto.
—Sí, soy perfecto, es bueno que sepas
que tipo tan galán calienta pollas tienes por novio. —y aquí salía su lado
egocéntrico, Andy simplemente lo amaba.
—Tonto, ya mejor ponte a trabajar. Te
amo.
—Te amo más, al rato voy a verte. —y
colgó.
Andy salió apresurado a la tienda de
regalos, llenaría el departamento con globos de felicitación para Bill, sabía
que amaría el detalle, seguro que sería el tío más consentidor del mundo.
***
La emoción de minutos atrás ahora se
había convertido en nerviosismo, o al menos por parte de Bill.
Le habían explicado al médico todos
los síntomas que había presentado Bill, y este le había dicho que lo más
probable era que sus sospechas de embarazo fueran ciertas, pero para
cerciorarse le había realizado unos estudios. Ahora estaban a la espera de lo
que estos dirían y Bill tenía los sentimientos revueltos, estaba muy feliz y
muy preocupado a la vez, y también muy hambriento.
Tom también le había contado de los
ascos y el vómito de esa misma mañana, a lo que el médico le había dicho que
era normal, que era el síndrome de Couvade y que muchos hombres lo llegan a
padecer mientras su pareja está en estado de gestación.
Bill y Tom se encontraban sentados
dentro del consultorio del médico, estaban esperando a que este llegara con los
resultados.
—Tranquilo, todo va a salir bien. —le
dijo Tom apretando su mano. Los análisis que le habían realizado se los habían
hecho en calidad de urgentes, no querían esperar ni un minuto más para saber si
estaba embarazado o no.
De pronto el médico ingreso a la
habitación muy serio. Tom apretó más fuerte la mano de Bill para darle fuerza
ante lo que sea que fuera.
—¿Qué pasa, estoy embarazado o no? —preguntó
desesperado.
—Lo siento, señores, pero a partir de
ahora van a empezar las develadas, los antojos, mareos y los dolores de
espalda, ustedes dos serán papás. Estás embarazado, Bill. Felicitaciones.
Bill se levantó al mismo tiempo que
Tom y este le dio un rápido beso en los labios y lo abrazó.
—¿Y cuánto tiempo tengo, doctor? —preguntó
el pelinegro tomando asiento de nuevo.
—Aproximadamente diez semanas de
embarazo. —Bill suspiró. —Tranquilo,
todo va a salir bien, ya van varios chicos que tienen hijos por este método y
nunca ha pasado nada malo. No tengas miedo, dentro de unos meses tendrán un
hermoso bebé.
—Y yo te cuidaré de todo, Billy, todo
va a salir perfecto. —el aludido asintió.
—Estoy muy feliz, no puedo creer que
esto en verdad este pasando. —su sonrisa irradiaba felicidad en todo su
esplendor. Claro que tenía miedo, y mucho, pero era lo mejor que le podía estar
pasando y mucho más teniendo a el amor de su vida a su lado.
La vida les sonreía y ellos
disfrutarían de esa etapa al máximo.
Bien, esto fue todo por hoy, ¿les gustó? ¿dudas? ¿comentarios? lo que sea es bien recibido.
¡Y BILL ESTÁ EMBARAZADO! ¿Se lo imaginan? Ahora sí que va a comenzar lo bueno para estos dos.
A la historia no le quedan muchos capítulos, y ya llevo los últimos avanzados, así que el próximo domingo subiré capítulo nuevo. Gracias por leerme.
Y para las que tienen ask.fm y me quieran preguntar algo, lo que sea cuando estén aburridas, aquí les dejo el mio :http://ask.fm/MacPineda
Nos leemos luego. Besos.
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Twincest Kaulitz
martes, 25 de febrero de 2014
All that I want is you...
¡HOLA! Bien, aquí les dejo un capítulo nuevo de este fic. De verdad, muchas gracias por todo el apoyo y por seguir fieles a mi fic a pesar de que casi no tengo tiempo para actualizarlo últimamente. Estamos muy cerca del final, así que disfrútenlo.
CAPÍTULO 41: La familia más loca del mundo.
—No
entiendo qué hacemos aquí, George —dijo el rubio con un puchero de molestia
fingida en el rostro— ¿y si se reconciliaron y ahora mismo
están haciendo sus cochinadas? ¡me rehúso a ver ese tipo de escena, Geo. —el
aludido comenzó a reír por las ocurrencias
de Andreas, sólo a él se le podía ocurrir decir ese tipo de cosas.
Se encontraban afuera del
departamento que Andreas compartía con Bill, y ya que ni el pelinegro ni el
trenzado habían dado señales de vida en todo el día desde la noche anterior en
que Tom le había pedido las llaves del departamento que compartía con el
pelinegro para así poder hablar con él; Andy había querido ir a ver cómo habían
salido las cosas entre Bill y Tom, si se habían reconciliado o si el necio de
Bill lo había rechazado de nuevo, sabía que todo podía pasar cuando se trataba
de ellos dos.
—¿Qué? ¿dices que yo te traje aquí? ¡pero
si tú fuiste el que quería venir a ver cómo había salido todo... además, ¿acaso
nunca has visto porno, nene? —le preguntó con una sonrisa
coqueta en el rostro.
—Sí, pero no quiero ver a mi mejor amigo,
casi mi hermano, haciendo sus cositas con Tom. Además de que interrumpiríamos
el mágico momento. —dijo juguetón.
—Eso es solo en caso de que Bill lo haya
perdonado, y ya sabes cómo es de necio.
—Hey, que si es así es por algo, eh, no
es así de gratis -le recriminó rápidamente el rubio en defensa de su mejor
amigo, y, aunque sabía que George tenía la razón en que Bill era un necio,
sabía que no era tanto eso, sino el miedo a que le volvieran a fallar, a que le
volviera a romper el corazón la misma persona que años atrás lo había hecho.
—Tampoco es un santo.
—Nunca dije eso, también ha cometido
demasiados errores, pero en fin... lo único que espero es que sí haya perdonado
a Tom, no lo sé, antes Thomas me parecía el ser más repulsivo del mundo... —comenzó
a decir muy serio.
—¡Hey!, mira que es mi primo, eh —lo
interrumpió el castaño mientras le daba un muy leve codazo al rubio.
—Espera, no me dejas terminar; antes me
parecía así, —George asintió—
pero ahora al ver cómo mira a Bill, como habla de él, como lo trata, no lo sé,
creo que en verdad está terriblemente enamorado de él, y Bill también lo está,
ama a Tom como no tienes una idea, nunca ha dejado de hacerlo —George
lo escuchaba atentamente— lo conozco mejor que a mí mismo y sé
que en todo el tiempo en el que estuvo con Jared, no podía sacarse del corazón
al idiota de tu primo, así que en verdad espero que no sea cabeza dura y lo
perdone.
—Créeme, Tom está completamente enamorado
de él, mi tía le contó a mi madre antes de que él se viniera para acá, que
desde que había terminado con Bill hace ya mucho tiempo atrás, no le había
llevado algún otro novio o novia a presentar, que casi ni salía más que con un
tal Zack —el corazón de Andy comenzó a latir
fuertemente con solo oír el nombre de su primer amor, pero sabía que las cosas
habían cambiado, que ahora Zack tenía una hermosa familia feliz al lado de su
esposa e hija, y que él unas horas atrás había comenzado una relación con ese
encantador chico de pelo castaño y ojos azules, y que lo que alguna vez había
llegado a tener con Zack había terminado tan rápido como había empezado, como
debía ser. George no se había dado cuenta de que Andy se había perdido en sus
pensamientos y siguió hablando.
—Y que se dedicaba más a estudiar y
enfocarse en la Universidad. Todos estaban sorprendidos por su cambio, pero
supongo que todo lo hizo por Bill, porque se dio cuenta de que lo amaba, porque
quería ser una mejor persona para él, alguien que lo mereciera de verdad. —Andreas
lo miraba atento, casi al borde de las lágrimas al saber todo lo que el
trenzado había sufrido por Bill, pero bueno, los dos habían sufrido y había
aprendido de sus errores, se había vuelto más maduros. —Así
que yo también espero que Bill lo haya perdonado, no me gustaría que la pase
mal otra vez. —concluyó George.
—Qué lindo eres con tu primo. —dijo
el rubio con una sonrisa sincera en la cara.
—No, sólo que no quiero que por problemas
entre ellos no podamos estar juntos cuando queramos —Andy
lo miró con desapruebo —está bien, lo reconozco, aparte de eso
no quiero que mi primo esté mal de nuevo, así como tú quieres que Bill sea
feliz, yo quiero la felicidad de Tom de igual manera, y sé que esa solo la
tendrá a lado de Bill.
—Bueno, los dos queremos la paz del mundo
y eso, muy bonito, pero hay que entrar ya y ver por nosotros mismos qué pasó
entre ellos.
—¿Quieres ver si tuvieron sexo? —
comentó George divertido y comenzó a reír al ver a su novio haciendo un puchero
con la cara. Andy no era para nada de esos chicos penosos, pero no creía que lo
correcto fuera encontrar a Bill en esa situación y romperle el momento mágico
junto a Thomas.
—No, solo quiero ver a Bill y saber si
Tom está con él, y si no es así, si Tom no está con Bill, va a significar que
las cosas entre ellos no resultaron.
—Y también va a significar que voy a
tener que ir en busca de Tom por toda la ciudad con la esperanza de que cuando
lo encuentre no se haya suicidado aún.
—¡Qué dramático eres!, Tom
nunca haría eso, se ama demasiado como para hacerlo —dijo
Andy.
—Ama a Bill más que a él mismo, pero
tienes razón, en mi familia somos guapos, no suicidas. —George le guiñó el ojo y Andy comenzó a reír, no
entendía como había terminado siendo el novio de ese chico súper guapo y con el
ego hasta los cielos, pero le encantaba que fuera así.
Entraron casi sin hacer
ruido con la llave que Andy escondía debajo de la pequeña maceta que tenían en
la entrada ya que la suya se la había prestado a Tom una noche antes para que
este hablara con el pelinegro, en verdad rogaba con todo su corazón que todo se
hubiera arreglado entre ellos y ahora fueran una feliz pareja.
—Bill, ¿dónde estás? —gritó
el rubio, pero nadie salió ni le respondió.
—Espera, guarda silencio... quizá sí
volvieron y ahora mismo están... ya sabes... comiéndose un pollito*—ambos
chicos comenzaron a reír.
—¿Entonces cómo sabremos si Tom está aquí
o no? —le cuestionó.
—Mira y aprende. —dijo
George muy sonriente, plantándole un rápido beso en los labios al rubio antes
de emprender camino hacia la habitación del pelinegro. Andy lo siguió, quería
ver lo que haría el loco de su novio.
George caminaba sigiloso
siendo seguido por Andy, y una vez que estuvo frente a la puerta de la
habitación de Bill, giró levemente el pomo de la puerta, siendo muy cuidadoso
en no hacer demasiado ruido para no ser descubierto. Abrió la puerta suavemente
y ambos, tanto Andy como él, asomaron las cabezas.
La imagen con la que sus
ojos se toparon no podía ser más perfecta. Bill durmiendo abrazado al pecho
desnudo de Tom, con sus corazones latiendo al compás.
En silencio, George volvió a
cerrar la puerta y Andy se lanzó sobre sus labios como toda una fiera, éste le
respondió al momento con la misma intensidad.
—Estoy muy feliz por ellos —dijo
entre el beso- por nosotros... —lo volvió a besar— por
todo. —George lo despegó levemente de sus labios,
ver a Andy así de feliz por su amigo lo ponía aún más contento, todo iba a
estar bien para todos.
—Y yo me voy a encargar de que siempre
sea así, que siempre estés así de feliz, te lo prometo. —lo
besó dulcemente en los labios, Andreas se había vuelto muy especial en tan poco
tiempo, le había robado el corazón por completo muy a su muy peculiar manera.
—No
te enamores. —le dijo Andy entre el beso.
—Demasiado tarde.
El beso pasó de ser dulce y
lento a ser un poco más apresurado y apasionado, entonces Andy, muy decidido lo
dirigió hacía su habitación, esa noche sin duda iba a ser especial para todos.
***
La mañana llegó de nuevo, y
un despeinado pelinegro se encontró con la mirada dulce de su novio trenzado
mirándolo mientras dormía recostado entre sábanas blancas de seda, Bill le
sonrió y este le devolvió la sonrisa inmediatamente.
—¿Cómo
amaneció el futuro padre de mis hijos? — preguntó
Tom muy sonriente.
—Perfecto,
contigo a mi lado. ¿Y cómo amaneciste tu Tomy?¿dormiste bien? —cuestionó el pelinegro con una gran sonrisa en su
rostro.
—Estupendo
—contestó. —¿Sabes? anoche tuve un sueño hermoso. —dijo haciéndose el
interesante, lo cual le salía a la perfección.
—¿Y
tiene que ver conmigo?
—Por
supuesto, como todo en mi vida. —Bill sonrió ampliamente y le dio un beso corto
en los labios.
—¿Y
se puede saber qué soñaste, Tomy? —cuestionó emocionado.
—Claro,
soñé que teníamos un hermoso bebé, y que se parecía mucho a ti, con tu sedoso y
hermoso cabello negro, tu piel blanca y tus hermosas facciones, y por supuesto,
con el encanto y los ojos de su otro padre. —reveló Tom.
A
ambos les emocionaba la idea de ser padres, y al menos Tom, no podía esperar
porque Bill trajera al mundo a un hermoso bebé, producto del amor que ambos se
tenían.
—Será
hermoso. —Bill sonrió, pero de pronto, su sonrisa se convirtió en un gesto de
preocupación; quizá estaban yendo demasiado rápido, no quería traer al mundo a
un bebé del cual sus padres vivieran peleando todo el tiempo. Se sentó en la
cama, pensar todo eso tan rápido lo descontrolaba.
—¿Qué
pasa? —preguntó Tom muy preocupado, sentándose en la cama también. ¿Acaso Bill
se estaba arrepintiendo de volver con él? ¿acaso no quería formar una familia y
un hogar a su lado?
—Nada.
—contestó el pelinegro, tratando de volver a poner en su rostro una sonrisa,
pero Tom lo conocía, a veces más de lo que Bill quisiera,, y sabía que pasaban
muchas cosas por la mente del pelinegro.
—Dime,
quiero saber lo que te preocupa. Me importas mucho, Billy. —el trenzado lo
miraba muy preocupado.
—Te
amo, ¿lo sabes? —Tom asintió. —Solo que pienso que es muy rápido para pensar en
bebés, ¿y si lo nuestro no resulta del todo? ¿y si algo falla en nuestra
relación? no me gustaría que mi hijo viva en un mundo de problemas entre sus
padres. —el pelinegro se desahogó y miraba a Tom suplicantemente, esperaba que
lo entendiera.
—Yo
también te amo, lo sabes —Bill asintió— y no te puedo asegurar que nunca en
nuestra vida no vaya a haber problemas, porque estoy seguro de que los habrá
—Bill lo miró, ¿a donde quería llegar con todo eso Thomas? ¿se suponía que eso
lo debía motivar? porque estaba muy lejos de lograrlo— pero en nosotros esta
hacer que esto funcione a pesar de todo y de todos, la vida no va a ser
perfecta, Bill, pero nosotros haremos hasta lo imposible por ser felices y
hacer feliz a nuestro hijo. Un hijo que deseo con muchas ganas que tengamos, un
hijo que quiero tener y que sea completamente nuestro. Por favor, Bill, solo
confía en mí, seremos muy felices juntos.
Bill
pensaba una a una las palabras dichas por el trenzado y se daba cuenta de que
este tenía toda la razón. Ninguna familia era perfecta, pero la clave era estar
unidos y amarse el uno al otro a pesar de todo. Definitivamente, Bill quería
quedar embarazado de Tom.
—Podrías ser orador motivacional, ¿sabías? —dijo
Bill entre risitas mientras rosaba sus labios con los del trenzado.
—Muy chistoso. —dijo Tom comenzando a reír. —¿Entonces,
me darás un hijo?
—Uno... dos... tres... todos los que quieras. —Bill
sonrió ampliamente, a Tom le encantaba cuando sonreía de esa manera tan
especial. Esas sonrisas que solo le dedicaba a él.
De repente se escuchó como la puerta de la
habitación de Bill se abría y entraba corriendo un chico de cabellos rubios.
—Andy, ¡te dije que no entraras! —regañó George.
—¡¿QUÉ
COÑO?! —exclamó Thomas, mirando como el rubio muy emocionado entraba corriendo
a la habitación y se sentaba en la cama.
—¡¿VOY
A SER TÍO?! ¿ENSERIO? —preguntó el rubio muy emocionado brincando sobre el
colchón.
—¡Andy,
te dije que esperaras! —repitió George, pero Andreas lo ignoraba olímpicamente.
—No
te preocupes George, conozco perfecto a este necio. —dijo Bill riendo al ver la
actitud y todos los gestos que estaba haciendo su amigo.
—¿Entonces?
¿estás embarazado? ¿SI? ¿NO? ¡QUIERO RESPUESTAS! —todos se empezaron a
descojonar de la risa.
—No,
no lo está…—explicó Tom— no aún. —su sonrisa se amplió en su rostro.
—Pero
muy pronto lo estaré —continuó el pelinegro muy emocionado. Los ojos de Tom y
de Andy se iluminaron.
—¿Escuchaste
eso, Geo? ¡VAMOS A SER TÍOS! —Andy se paró rápidamente de donde estaba y corrió
hacia su novio, quien lo recibió con los brazos abiertos y le plantó un beso.
Bill y Tom se miraron, ¿acaso esos dos ya eran pareja?
—Esperen
un momento…—dijo Bill, interrumpiendo el mágico momento.
—¿Si?
—Andreas volteó a verlo sonriendo como todo niño después de cometer una
travesura.
—¿Acaso
ustedes dos ya son… mmm, ya saben… novios? —cuestionó sorprendido. Thomas los
miraba de la misma manera.
—Sí.
—contestó George muy orgulloso.
—Sí,
pero ya le dije que no se enamore. —comentó Andy muy sonriente, a lo que
recibió una sonrisa sarcástica por parte del castaño.
—¿Enamorarme
yo? ¡por favor! —dijo con aires de grandeza, pero inmediatamente comenzó a
reír.
—¿Y
qué se supone que hacen aquí? —preguntó de repente Tom haciendo acto de
presencia. Andreas y George se miraron el uno al otro, no tenían excusa para
explicar por qué esa mañana habían decidido espiar de nuevo por afuera de la
habitación de Bill.
—Oh…
ya sabes…—comenzó a decir George algo nervioso.
—Se
supone que yo los había dejado en tu departamento… —presionó el trenzado solo
para ver lo que diría su primo.
—¡Él
tuvo la culpa! —dijo señalando a Andy.
—¡¿QUÉ!?
¡Tú querías saber que había pasado entre ellos dos tanto como yo! —Bill y Tom
comenzaron a reír, esos dos terminarían matándose un día de esos.
—Andreas,
no sé por qué me calumnias de esa manera… —dijo George aparentando indignación—
yo soy un hombre respetable —se cruzó de brazos y el rubio solo lo miraba con
la boca abierta. De repente Andreas comenzó a reír al ver que su novio lo
hacía, entre ellos no hacían falta las palabras.
—¡Eres
un idiota, George Trümper! —el aludido sonrió ampliamente.
—Tú
idiota.
—Disculpen…—oyeron
que dijo Tom—no es por arruinarles el momento, pero queremos vestirnos para
poder salir de la cama.
—¡Te
lo dije! ¡anoche hicieron sus cochinadas! —comentó muy divertido Andreas.
George solo negó varias veces con la cabeza mientras sonreía. Sí, ese chico tan
divertido y directo era su novio.
—Vamos
a la cocina, anda Andy —dirigió a su novio a la puerta mientras este seguía
hablando.
Una
vez que salieron, Tom y Bill comenzaron a reír.
—¿Enserio
esos dos locos van a ser los tíos de nuestro hijo? —cuestionó Thomas muy
sonriente. Definitivamente su hijo tendría la familia más loca del planeta
entero.
—Temo
que sí —confirmó el pelinegro. —Definitivamente, Dorian va a ser el niño más
feliz del mundo. —dijo muy contento.
—Eso
te lo prometo. —entonces el trenzado besó a su amado novio para cerrar el
pacto.
***
*En México al decir "comiéndose un pollito" queremos decir hablar acerca de un asunto.
Okey, esto es todo por hoy. Bien, sé que muchas pensaran que el GEORGE que yo menciono en el fic es el de Tokio Hotel (Georg Listing), pero ¡NO! al menos para mí el George del fic es George Craig, el vocalista de One Night Only. :) Solo lo aclaro para que no hayan dudas respecto a las características físicas que narró de él.
Espero que les haya gustado el capi de hoy, ¿se imaginan a Bill embarazado? Yo sí, y me encanta la idea. *-*
Y ya saben, las que tienen ask y me quieran preguntar algo acerca del fic o lo que sea, les dejo el mio: http://ask.fm/MacPineda
Gracias por todo y nos leemos pronto, recuerden que cada vez estamos MÁS CERCA del final.
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